Nada como nuestro hogar para sentirnos seguros en todo momento. Es el lugar donde descansamos, disfrutamos con nuestra familia y en algunos casos, nuestra propia oficina. Como sea que nos pinte nuestra situación, para que este sea un lugar armonioso, no viene mal aplicar algunas medidas de seguridad.

No sé si a ti te ocurre, pero ver los noticieros ahora me aterra, sobre todo porque todos los días se habla de robos en las casas y de las medidas de seguridad que debemos adoptar. Por eso las recomendaciones nunca estarán de más si queremos proteger nuestro hogar de amenazas.

Instalar picaportes, usar candados, colocar rejas o incluso adquirir cámara de seguridad son algunas opciones que tenemos, pero asimismo existen otras medidas de seguridad básicas que muchas veces olvidamos, pero para eso estoy aquí. Así que presta atención a lo que se viene.

Las medidas de seguridad básicas del hogar

Cuando hablamos de lo básico, nos referimos a lo primario. Aquellas medidas de seguridad que solemos pasar por alto y que nos podrían evitar ser víctimas de un robo en casa.

• Siempre contesta las llamadas al teléfono. Si parece que tu casa está sola porque el teléfono no deja de sonar y nadie responde, un ladrón buscará la manera de ingresar a tu casa. Será mejor hacer evidente que la casa está ocupada en ese momento.
• Siempre responde al timbre de la puerta. Hazlo de forma segura tratando de ver la persona sin tener que abrir la puerta. Si no tienes ventana o una mirilla en la puerta para ver al exterior, es válido que te comuniques con la persona en el exterior aún con la puerta cerrada.
• Cuando tengas que contratar un trabajador para reparaciones en la casa, asegúrate de haberlo contactado por recomendación o un establecimiento serio. A menudo te encuentras con trabajadores que están en la calle o que pasan casa por casa; será difícil estar segura de qué tan confiables sean. Si no tienes opción y necesitas que ingresen a tu casa trabajadores que no conoces, procura estar acompañada o mantener una conversación telefónica con algún conocido. Recuerda que si tu seguro te ofrece asistencia técnica, no dudes en llamarlos.
• Puede darse el caso que alguien te pida usar el teléfono porque se presentó una emergencia. No dejes pasar a esta persona a tu casa; si es preciso, ofrécete a hacer la llamada tú misma.
• A los hijos hay que educarlos desde temprana edad a no abrir la puerta inmediatamente que alguien llama. Deben aprender a ser cautelosos.
• Evita proporcionar datos personales a extraños que faciliten llevar a cabo un acto delictivo (por correo, por teléfono, etc.). Entre más información personal tenga alguien de ti, mayor control tendrá de la situación.
• Ten a la mano y junto al teléfono, una lista de los números de teléfono de urgencia.
• Al llegar a la casa y sea tarde, lleva las llaves de la casa ya en la mano y de preferencia que el área esté bien iluminada.
• Si llegas a casa y sospechas que hay un intruso en ella, cálmate. Tú ya conoces cómo actuar ante un robo.
• Fija una ruta de escape en tu casa si alguna vez necesitas una salida alternativa.
• Si alguna vez estás dentro de tu casa y necesitas ayuda desesperada, lo mejor será gritar “fuego”. De esta forma, habrá una reacción más rápida de los vecinos. Si no consigues llamar la atención, lanza cosas por la ventana.
• Comunicación con los vecinos. No subestimes la ventaja que tiene la unión entre vecinos. Establezcan algún código para indicar si tienen algún problema en la casa.

¿Cómo optimizar las medidas de seguridad?

Reforzar la puerta principal.

La puerta hueca, esa elaborada con dos simples placas montadas a una estructura, es una de las más inseguras. Lo mejor es contar con una puerta sólida, maciza, elaborada con una placa de madera de no menos de 5 centímetros de espesor.

Por otro lado, las puertas de metal son también más resistentes que las de madera, y mucho más económicas que las sólidas o macizas. Muchos las dejan de lado debido a su apariencia poco estética, pero hay un buen truco por aplicar: monta paneles o entablonados de madera por sobre la puerta metálica, para darle la estética deseada y mantener su protección.

Cerraduras más seguras.

La gran mayoría de puertas de acceso principal y las de acceso secundario (como las que dan al jardín) cuentan con un simple sistema de cierre, dotado de un picaporte y una cerradura con uno a tres pequeños pestillos pasantes. Este sistema es bastante vulnerable también. Lo mejor es usar cerraduras de seguridad más amplias que logren un punto de contacto mayor entre el marco y la puerta.

Para potenciar la seguridad del hogar de un modo más económico, opta por colocar un picaporte que desde el exterior sólo pueda abrirse con la llave, y trabas interiores para poner cuando los residentes ya están en casa, pues sólo se accionarán desde dentro.

Controla persianas.

Cada noche y cada vez que salgas de casa, crea el hábito de controlar que las persianas o las ventanas estén cerradas con su traba. Es muy fácil olvidar estos detalles, y los ladrones lo saben. Duplica tus esfuerzos cuando haya habido personal en casa: a menudo quienes pensamos que son nuestros confiables albañiles, son los mismos que quitan las trabas de puertas y ventanas, para ingresar más fácilmente por la noche.

Retira plantas grandes.

Los exteriores también deben ser atendidos: quita las plantas voluminosas que puedan servir de guarida a los acechadores, dejando el jardín delantero o el trasero despejados. Si cuentas con presupuesto, instala luces con sensor de movimiento, que se encenderán cuando se detecte alguien en los exteriores de la vivienda.

¿Tienes espejos en el recibidor o en la sala?

Piensa como un ladrón: asómate desde afuera por las ventanas y fíjate qué puede estar reflejándose en esos espejos. A veces nuestro sistema de alarma, nuestras pertenencias u otras cosas que pensamos “ocultas” pueden verse desde afuera a través del reflejo. Haz los cambios que sean necesarios con este análisis simple para aumentar la seguridad. También recuerda que las cortinas y las persianas te ayudarán a bloquear la visibilidad desde el exterior.

No escondas las llaves fuera de casa.

Evita la tentación de “esconder” una extra en el exterior de casa, por si olvidas la tuya. En lugar de eso, crea un sistema de emergencia, dejando la llave a un vecino confiable, con una pequeña caja de seguridad con seguro.

Las luces exteriores.

No alertes sobre tus pertenencias ni tus ausencias. Si sueles apagar las luces del jardín por la noche, no las dejes encendidas cuando no estás: conserva la “conducta normal” de tu hogar, instalando sistemas de encendido de luces automáticos que hagan que se enciendan y apaguen a la misma hora cada día, estés o no estés.

El periódico es evidencia.

Pídele a un vecino o amigo que quite la correspondencia, el periódico o lo que sea de tu pórtico. Nunca saques a la calle (a la vista) las cajas de tus nuevos electrodomésticos: rómpelas en pedacitos y llévalas al contenedor de reciclaje. Así, los ajenos no sabrán tus movimientos ni tus nuevos bienes, y podrás aumentar la seguridad de tu hogar muy fácil y con mayor tranquilidad para toda la familia.

Con estos trucos podrás mejorar las medidas de seguridad en tu casa y ahuyentar a los amigos de lo ajeno que nunca dejan de perturbar nuestros sueños. Si se me escapa alguna táctica y tú la conoces, escríbela aquí.