Los cuadros o las pinturas son los mensajeros en nuestros hogares de otros países. Las pinturas nos sirven para llenar de emociones los sitios. Nos asoman a la belleza superior que la realidad inmediata nos niega. Y como todo está en permanente cambio un cuadro no tiene que permanecer en la pared durante años. Podemos jugar a decorar según las estaciones. Por ejemplo, en el invierno necesitaríamos cuadros con tintes oscuros que nos inviten al recogimiento de la estación fría. En el verano las paredes nos piden pinturas, carteles o fotografías más coloristas; imágenes que despierten el apetito por la vida, que inviten a la apertura, a descubrir cosas nuevas y compartir.