La mejor amiga de mi hijo, llorando desconsoladamente me preguntaba sobre si tenía derecho a reclamar a la compañía de seguros con la que su padre ha contratado el seguro de hogar de la familia, por la muerte lamentable de Motita, una dulce perrita de tan solo 4 años.
Fue una charla difícil de abordar.
Es muy complicado explicarle a una quinceañera adolorida por la muerte de su mascota que pese a que el seguro de hogar que su padre ha contratado, contempla en cierto modo a las mascotas, no cubre exactamente los gastos médicos y de sepultura de su mejor amiga. Por tanto, sumado al dolor que causa su desaparición, tendrá que asumir estos gastos por su cuenta.