Una preocupación frecuente en los padres es el futuro de sus hijos. Queremos que nuestros hijos triunfen; que su vida sea mejor que la nuestra; que tengan más oportunidades y sean más felices.
Pero a veces olvidamos que una de las mejores ayudas que podemos ofrecer a nuestros hijos es a través de la educación para vivir y ser mejores personas.
Y creo que la educación es más que acumular títulos académicos. Si bien son importantes los títulos, estos no están relacionados con la calidad humana, ni con los valores ni las habilidades más básicas para relacionarnos y tener una vida plena.