La muerte accidental de un familiar es una situación que nos golpea tan fuerte que podríamos incluso perder la cordura. Su carácter imprevisible nos hace sentir que estamos viviendo un sueño –o pesadilla-, y hasta nos culpamos porque ni siquiera tuvimos tiempo para decirle adiós o para expresarle nuestro último “te quiero”.
Lo más duro, fuera del estado de duelo, es el gasto económico que una muerte accidental representa. De ahí que es necesario que pienses que este es uno de los motivos de peso por los cuales son importantes los seguros.